Si Mahoma no va a la montaña, la
montaña irá a Mahoma. Si el estudiante no va a la universidad, la universidad
irá al estudiante. A su ordenador, más concretamente, y por ahora solo si es
alumno de Stanford. La universidad
estadounidense está adentrándose en los caminos del eLearning y está
profundizando en ellos tanto como para ofrecer acceso online a cursos completos
de su programa de la escuela de ingeniería, incluyendo algunos de campos como
ciencias de la computación o inteligencia artificial, a través de lo que han
llamado Stanford Engineering Everywhere.
El futuro del aprendizaje
Ha llegado un momento de la
historia donde explorar nuevas habilidades y expandir nuestro conocimiento no
está reducido a un solo momento o un solo lugar gracias, en gran parte,
Internet. Ahora, no solo es más fácil adquirir nuevo conocimiento en cada vez
más campos, sino que, además, es mucho más barato que hace años. Los ejemplos
ya estaban materializándose en las aulas, con la incorporación de nuevas
tecnologías y, sobre todo, capacidad del profesorado para utilizarla
correctamente, pero Stanford va un paso más allá.
Ya nunca más las instituciones
educativas estarán confinadas a enviar los cursos por correo o a reducirlos
solo a su campus, sino que la tecnología ha permitido que la educación llegue a
cada vez más gente como nunca lo había hecho antes y con nuevas oportunidades.
Adelantados a su tiempo
El escritor de ciencia ficción y
pensador Isaac Asimov concedía a
finales de los años ochenta una entrevista donde daba su visión del futuro de
la educación, retratando un Internet que todavía estaba por llegar pero en el
cual cualquier persona con acceso a un ordenador con conexión a Internet podría
expandir su conocimiento gracias a toda la información disponible a su alcance.
Asimov, además, hacía hincapié en
el hecho del autoaprendizaje y la casi falta de necesidad de un profesor o un
tutor, permitiendo que los alumnos se decantasen por un método u otro, además
de poder profundizar al ritmo que necesitasen. Stanford cree en el valor del
profesorado y, sin llegar a ser tan radical (radical en el buen sentido) del
autor americano, propone una revolución que las instituciones tradicionales no
tienen por qué estar preparadas para asumir.
El hecho es que hay menos
instituciones haciendo avances tan importantes como este en el campo del
eLearning que las que sí están poniéndose las pilas. Es cierto que la presión
es menos acuciante en sus realidades que en otras (como la de la cultura o los
contenidos) pero es significativo que se estén explorando ya otros modelos.
¿Veremos a las universidades españolas uniéndose al cambio pronto?
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